50. CONMIGO NO SE JUEGA
TRINITY
No sé cómo resultaría esta locura, Nathan me iba a matar en cuanto lograra subirse los pantalones y caminar con la soberana erección que le dejé.
Yo obtuve mi orgasmo y lo que le suceda a su polla tiesa, depende de cómo se comporte en el futuro.
Si elige a la Srta. Tetona para bajarse la calentura, entonces, este fue mi premio de despedida y chao para siempre.
Si se porta bien y a pesar del cabreo que debe tener, me escoge a mí, quizás y solo quizás, le dé su premio de consolación luego.
En las cercanías del estacionamiento y entre las sombras de la esquina me limpié un poco las plantas de los pies que las tenía congeladas y me puse los zapatos de tacones.
Me cerré mejor la camisa y la falda, el fresquito me entraba entre las piernas, ahora con un hueco en mis partes íntimas, pegajosas y llenas de sustancias.
Ni una toallita húmeda me pude pasar y ahora no me atrevo a meterme en otro baño o capaz y Nathan me embosque de nuevo.
Aspiré profundo, me ajusté con rapidez una coleta