La madrugada cae sobre el refugio como una manta húmeda que nadie pidió. La casa entera respira en un silencio extraño: Lucero duerme, Amara intenta descansar, Ayslin permanece despierta en su habitación, mirando el techo, y Liam está sentado en la cocina, sin moverse, con una taza fría entre las manos. La noche parece hecha especialmente para malas noticias. Y llegan.
Primero es un mensaje en el celular de Amara, luego otro en el de Cristóbal, después un llamado perdido de un número privado que Liam no atiende. Pero lo definitivo, lo que rompe el aire del refugio, es la pantalla del televisor encendiéndose sola cuando Cristóbal, cansado de revisar cámaras, decide prenderla “para ver si dicen algo”.
En la pantalla aparece un conductor con sonrisa de chacal, sentado frente a una mesa baja llena de papeles impresos, carpetas abiertas, fotos ampliadas. El zócalo reza:
ESCÁNDALO TOTAL: LA OSCURA HISTORIA DE LIAM KANE
Liam está en la cocina cuando escucha su nombre. Amara está en el li