CONTRATO CON EL ARROGANTE CEO.
Vincent…
Había ordenado que la llevaran de compras. Primero, porque me cansaba verla vestida con esas prendas que lastimaban la vista. Ese color caca que me fastidiaba. Segundo… porque quería comprobar cómo se vería con algo distinto.
La vi entrar al comedor, era imposible no notar que llevaba el cabello suelto. Por un instante, mis ojos se detuvieron ahí. No porque buscara hacerlo. Fue automático. El vestido… mejor. Mucho mejor. Al fin algo digno de ser visto. No esos trapos horribles con los que parecía una mendiga recogida de la calle. Colores apagados, formas que no hacían nada por ella.
Me senté sin decir palabra, observando cómo bajaba la cabeza. Nerviosa, como siempre.
No era necesario halagar ni comentar nada. No era un hombre de cumplidos vacíos. Pero la idea de haber transformado, aunque fuera un poco, esa pequeña cosa desordenada y torpe en algo que podía sostenerse frente a mí sin que me dolieran los ojos… sí, era satisfactorio.
Cuando prob