C62-¡DIME QUE SÍ, HADA!
Ella asintió, sin poder articular palabra, y se inclinó. Sus dedos inocentes lo tocaron primero, midiendo su calor y su textura, antes de darle una primera lamida tímida, salada y eléctrica. Kenyi gruñó; por su lengua, fue un sonido profundo que nació en su pecho y que hizo que un nuevo escalofrío de placer recorriera a Priscilla.
Y ella embobada por su reacción, abrió la boca y lo tomó con más decisión. Era inexperta, pero su entrega era total y ardiente. Movía la lengua con una curiosidad que lo enloquecía, explorando cada centímetro, saboreándolo como si fuera el manjar que él había prometido.
Y poco a poco, fue ganando confianza, llevándoselo más y más hacia atrás, hasta que la cabeza de su pene rozó su garganta.
Kenyi echó la cabeza hacia atrás contra el reposacabezas, con los ojos cerrados y los músculos del abdomen en tensión.
—Así, Hada… Así. Más profundo.
Sus manos se enredaron en su melena, guiándola con suavidad pero con un control absoluto, marcando