Ojalá hubiera podido capturar ese momento, la emoción en el rostro de Tadeo. Tenía los ojos muy abiertos y movía los labios, abriéndolos y cerrándolos sin lograr articular una palabra. Nunca antes había sido tan directa en sus pocas conversaciones sobre el futuro.
Eran novios, se querían, Rosalin necesitaba cerrar ese ciclo y él iba a esperarla. Eso era lo único definido y claro para los dos.
—Te pedí tiempo para solucionar los problemas que me dejó mamá. Aún tengo deudas que espero saldar cuando venda la casa. Pero quiero que sepas que estoy mirando al futuro con una visión renovada, y que tú estás en cada uno de mis planes. Solo necesito aprender a ser yo misma… sin ella. ¿Me entiendes?
—Completamente, Rosita. —Tadeo levantó sus manos y las besó en el dorso—. Yo te… te voy a esperar lo que sea necesario. Nos queda toda una vida por delante.
Ahí estaba esa consideración infinita. Ni siquiera se atre