Un sollozo escapó del pecho de Rosanna y Jasmine la rodeó en un abrazo, estrechándola como si con ese gesto pudiera juntar sus pedazos y unirlos de alguna manera. Ella entendía mejor que nadie lo mucho que dolía estar rota y que los demás esperaran una sonrisa solo para que su dolor no los incomodara.
—Es difícil pensarlo así —admitió Rosanna con la voz entrecortada—. No quiero que mi familia me vea como si…
Se detuvo, incapaz de poner en palabras claras el torbellino de pensamientos en su cabeza. Jasmine la miró como si pudiera leerle la mente.
—¿Cómo si estuvieras rota más allá de toda reparación? ¿Cómo si fueras solo el cascarón de alguien que ya no existe? ¿Cómo si necesitaran repararte y tú sintieras que esas piezas tuyas se perdieron para siempre? ¿Cómo si tu dolor se hubiera oxidado por dentro, pero debieras pulirlo, sonreír y decirles que todo está bien para que no sufran por ti? ¿Cómo si solo pudieras agradecer que todo terminó y enterrar profundo eso que te mata, aunque se p