Aileen necesitaba pensar, analizar lo dicho por las cartas del tarot. Pero no quería hacerlo estando en casa. Le hubiera gustado hacerlo en el balcón del faro, pero aún no se atrevía a subir y menos estando sola. El tratamiento recomendado por el doctor la estaba ayudando, pero aún no se sentía con la capacidad de aventurarse por las estrechas escaleras. Afortunadamente, su hermana se había ocupado de operarlo tanto en las mañanas como en las noches o de lo contrario se habría visto en enormes problemas. Tampoco había querido abusar de su vecino, menos ahora con el resultado de la lectura. Creía, como lo mejor, el tratar de alejarse de Pablo. Le gustaba demasiado y el verlo cerca sería una inmensa tortura.
Vistiendo un top blanco y una falda verde lo suficientemente larga como para cubrir sus tobillos, salió de la casa, recorrió lentamente la corta distancia hasta el borde del acantilado antes de mirar su reloj. Eran las siete y treinta, pero gracias a la época del año, el s