No pasaron más de cinco minutos, desde la partida de Pablo en busca de Marize, para cuando Aileen se vio sorprendida por lo que sus ojos observaron a través de la ventana de la sala. El auto policial de Williams se acercaba rápidamente, sus llantas levantando polvo de la reseca carretera, la cual no había conocido la caída de las lluvias por algo más de tres semanas. Su corazón empezó a latir con fuerza mientras se imaginaba lo peor. Posiblemente habrían sido descubiertas, se vería obligada a regresar a esa horrible celda y ahora ya no se trataría de simples cargos de conducción bajo los efectos del licor, sino de unos muchísimo más graves, los cuales la llevarían a ser encerrada por un largo periodo. No quiso despertar a su hermana, quien se encontraba en su habitación reponiéndose aún de la experiencia vivida. Observó cómo el teniente estacionaba su auto, pero sin esperar a verlo descender, la muchacha decidió abrir la puerta y salir a enfrentarlo. Solo estaba segura de una cos