La cirugía quedó programada para la mañana siguiente.
Sábado
Al amanecer, Alejandro intentó marcarle; la llamada no entró. Sabía que Luciana estaba metida de lleno en la planificación quirúrgica, pero la inquietud le cosquilleaba igual.
Alba se había quedado la noche anterior en Casa Guzmán con su abuelo y él no tenía compromisos sociales ese día.
La idea se impuso sola: “Si estoy intranquilo, voy y la veo.”
Decidido, bajó al garaje, encendió el coche y puso rumbo a Reeton.
***
Reeton, sábado por la mañana
Luciana estaba de guardia en el Hospital General de Reeton. Cuando Alejandro llegó, era horario de consulta y el acceso a los pisos de pacientes estaba restringido.
Le mandó un mensaje anunciando que la esperaba y se quedó dentro del vehículo. De rato en rato bajaba a estirar las piernas y fumar un cigarro.
Las horas corrieron: de las diez de la mañana hasta pasadas las dos de la tarde… y el chat seguía sin respuesta.
Con el estómago vacío decidió buscar algo de comer. Apagó el cigar