Victoria asintió con firmeza.
—Yo me concentro en cuidar a Fernando. —Esbozó una sonrisa esperanzada—. Cuando atrapemos a los culpables y él despierte, ¡todavía pienso organizarles la boda! Son jóvenes; les esperan días maravillosos.
El comentario le sacudió el pecho a Luciana… ¿Días maravillosos con Fer?
***
En la universidad
El celular de Martina había muerto durante la práctica de laboratorio. Al enchufarlo, saltaron varios intentos de llamada. Estaba a punto de marcar a Luciana cuando el teléfono vibró.
—¿Bueno?
—¿En dónde andas? —La voz ronca de Salvador Morán llegó del otro lado.
Martina entornó los ojos:
—Dando clase; acabo de terminar la práctica. ¿Se le ofrece algo, señor Morán?
—¿Necesito pretexto para llamarte? Somos amigos de años, ¿o no? —bromeó él.
—Si es sólo para bromear, cuelgo…
—¡No, espera! —se apresuró Salvador—. ¿Tienes planes esta noche? Te invito a cenar; paso por ti.
Martina masajeó su cuello rígido y soltó un “no” sin pensarlo.
—Tan rápido me descartas —rió Sal