Capítulo 935
Alejandro negó con calma.

—Puede que hayas crecido en el extranjero, pero entiendes de etiqueta. No lo desmentí para evitarte un papelón delante de la familia.

El mensaje era claro: demasiados testigos, por eso se quedó callado.

Juana palideció de golpe.

—Entonces… ¿quieres decir que… no sientes nada por mí?

—Exacto —confirmó él, tajante.

La respuesta era previsible, pero a Juana le temblaron las piernas.

—No, no puede ser… —insistió, buscando un resquicio—. ¡Yo lo sentí! Estabas interesado. No soy tan tonta. ¿Te atreves a jurar que jamás me diste esperanza?

Alejandro guardó un segundo de silencio y asintió con franqueza.

—Es cierto, lo consideré —reconoció—. Nunca tuve fantasías ni te insinué nada, pero llegué a pensarte como una… “segunda oportunidad”. Fue un impulso, un arranque antes de que todo explotara. Asumo mi error.

***

Dentro del camarote, Luciana se levantó y fue al baño dispuesta a ducharse. Abrió la llave y… nada.

—¿Eh? —golpeó el grifo—. ¿Qué pasa? ¿Sin agua?

¿Y ahora có
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