De pronto, Salvador dejó la copa en la mesa, se incorporó y caminó directamente hacia la otra sección…
Mientras tanto, en la mesa de enfrente, Martina se puso de pie de golpe. En ese movimiento, volcó sin querer la copa de Teodoro, que cayó al piso y se hizo añicos.
—¿Qué significa esto, señor Hernández? —El rostro de Teodoro se ensombreció.
—¿Marti? —Marc la miró, desconcertado.
Martina tenía los ojos llenos de lágrimas y no conseguía explicar lo sucedido. Era la primera vez que vivía algo así.
—Él… él…
—¿Qué pasa, Marti? ¿Qué hizo?
—Ese asqueroso la manoseó —intervino una voz grave, repentina.
Salvador apareció de la nada, como salido del cielo. Y es que había estado mirando todo desde su lugar, notando que aquel tipo había empezado tocándole la mano a Martina y, al verla asustada, en vez de soltarla, se había aventurado a pasarle la mano por el muslo.
—¡Qué descaro! —añadió Salvador.
Al oírlo, Marc se indignó.
—Marti, ¿es cierto? —preguntó con un nudo en la garganta. Al verla cabizb