Muchos en el hospital conocían la relación de Alejandro y Luciana y simpatizaban con ella, así que les indigna la posición de Mónica.
—Una que engaña, otra que es la amante… ¡Qué pareja tan conveniente!
En ese instante, Alejandro y Luciana llegaron por el pasillo. El semblante de él se oscureció, y miró con fiereza a las dos enfermeras que hablaban. Ellas se tensaron al reconocerlo:
—Señor Guzmán, doctora Herrera…
—Vaya, se nota que se divierten con sus “comentarios” —escupió Alejandro con un tono amenazante—. ¿El hospital las contrató para…?
—Basta —lo interrumpió Luciana, dándose cuenta de que pretendía despotricar contra ellas. Asintió a las enfermeras con un ademán de mano—. Sigan con lo suyo, por favor.
—Gracias, doctora Herrera —dijeron, sintiéndose aliviadas.
Cuando se alejaron, Luciana fulminó con la mirada a Alejandro:
—¿En serio te vas a desquitar con ellas?
—¡Estaban diciendo barbaridades! —replicó él, molesto y un poco ofendido—. ¿Desde cuándo soy un “infiel”?
Claro, pensó