Capítulo 654
—Sí… —admitió él, sin mucho entusiasmo. No quería que ella malinterpretara la situación.

La reacción de Luciana no se hizo esperar:

—Y es lógico que, si Mónica no está disponible, seas tú quien los acompañe.

—Luciana… —murmuró Alejandro, sintiendo una punzada en el pecho.

Su tono era calmado, y su expresión no mostraba resentimiento. Sin embargo, esas palabras le resultaban dolorosas.

—¿Mmm? —Ella lo observó; al no oír nada más, señaló la puerta—. Si no hay nada importante, me gustaría entrar con Pedro.

—¡Luciana! —soltó él de pronto, sujetándola de la muñeca, con el ceño fruncido y el gesto lleno de contradicciones, en parte avergonzado y un tanto herido—. No tenía idea de que vendrían hoy. De haberlo sabido, nunca me hubiera desentendido.

Luciana suspiró con resignación.

—Lo sé. No te disculpes, ni pienses que me fallaste. Fui yo quien decidió no avisarte.

—¿Eh? —Alejandro parpadeó, confundido.

Ella prosiguió con naturalidad:

—Tú ocúpate de “la otra parte”. A Pedro lo cuido yo. Aunqu
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