—¡Mónica, por favor, entiende! —insistió Eileen—. Esto es lo que el director Mendoza está sugiriendo. Ahora mismo tú sigues en su proyecto, y en el futuro dependerás de su apoyo...
Hablaba sin importar que Alejandro estuviera escuchándolo todo al otro lado de la línea.
—Señor Guzmán, usted mismo acompañó a Mónica a la película de Mendoza en su momento. Ya sabe cómo es este medio: la gente busca quién está en la cima y se aleja de quien pierde respaldo.
Eileen hizo una pausa leve y prosiguió, con un tono ansioso:
—Ahora se rumorea que usted se ha casado, así que muchos creen que Mónica ya no cuenta con su protección. Hoy es el estreno de la película de Mendoza y él quiere contar con su presencia, para “ver” si de veras ya no la apoya. Si no va…
—¡Basta! —exclamó Mónica, queriendo arrebatarle el teléfono a Eileen—. ¿Por qué insistes en molestar a Alex? ¡Te pedí que no lo hicieras!
Eileen ignoró sus protestas y siguió hablando:
—Señor Guzmán, Mónica no quiere incomodarlo. Pero… ¿ni siquie