Capítulo 306
Luciana dejó escapar una risilla seca. ¡Vaya! ¿Desde cuándo Mónica, la altiva y presumida, se mostraba tan humilde con ella? Debía amar mucho a Alejandro para llegar a esto.

Con un brillo pícaro en sus ojos almendrados, Luciana apenas dejó asomar una sonrisa burlona. Con voz tranquila, respondió:

—Ahora voy al Sanatorio Cerro Verde.

Dicho esto, colgó de inmediato.

Si Mónica estaba tan ansiosa por verla, seguro que iría hasta allá. Luciana entrecerró los ojos, imaginando el encuentro que se avecinaba. Por alguna razón, la idea le provocaba una sutil y emocionante expectativa.

Al salir de la Universidad de Ciudad Muonio, Luciana tomó el autobús rumbo al sanatorio.

Una vez allí, empujó la puerta de la habitación y, sin sorpresa alguna, se encontró con Ricardo.

Él había llegado apenas instantes antes que ella, todavía sostenía la bolsa de compras que ni siquiera había alcanzado a dejar en el suelo. Al verla, parpadeó con incomodidad y se ajustó nervioso las gafas.

—Luciana… también viniste
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