Salvador lo había arrastrado hasta afuera y solo cuando comprobó que no había gente cerca lo soltó. Tenía el gesto cargado.
Marc ya venía encendido y, al verlo así, se calentó más.
—¿Encima te pones así, Salvador?
—¡Marc! —escupió Salvador entre dientes. Por Martina, todavía se estaba conteniendo—. ¿Quieres que todo el mundo venga a ver el circo?
—¿Qué pasa? —Marc soltó una risa seca—. ¿Te da miedo? Para traicionar a Marti sí tuviste valor, ¿y para admitirlo no?
Salvador quedó un segundo desconcertado. No habían anunciado el divorcio a los cuatro vientos, pero había supuesto que Martina se lo habría contado a su familia. Por la actitud de Marc, parecía que no. ¿Por qué lo había ocultado? ¿Quería evitarles la preocupación?
Como él no respondió, Marc creyó que era culpa.
—¡Habla! ¿Por qué te quedas callado? Te lo advierto: esto no se va a quedar así. ¿Marti no tiene familia que la respalde…?
—¡Marc! —Salvador, ya sin paciencia, le soltó la verdad—. Martina y yo ya nos divorciamos.
—Ja, d