Capítulo 1507
El hornillo de barro crepitaba, lanzando chispitas menudas.

—Por cierto —Luciana dejó la taza de té, alargó el brazo y le retiró a Fernando el saquito de sal gruesa que tenía sobre la rodilla—. ¿Ya se enfrió? Lo meto otro ratito al microondas.

—Bueno —sonrió Fernando, dejándola hacer.

Aquel accidente no solo lo dejó en coma tres años; también le dañó la rodilla. Por fuera parecía estar bien, pero en días de viento helado y temporal el dolor volvía. El médico había sido claro: era una secuela; no se curaba, solo se cuidaba. Con las compresas calientes de sal que Luciana le compró, la molestia bajaba bastante.

Fernando siguió con la mirada el trajín de Luciana. Sonrió, soltó un suspiro imperceptible y, en el fondo de los ojos, le pasó una sombra de tristeza: densa y leve a la vez.

***

Quince días después, Luciana anunció que Martina ya podía bajar las escaleras… y salir.

El divorcio volvió a la agenda. Tras hablar con el abogado, fijaron la fecha.

Ese día, en Ciudad Muonio el clima amane
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