Capítulo 1478
Entendió tarde —pero a tiempo— qué se siente ser la hija querida de unos padres.

A Luciana se le humedeció la nariz; abrió los brazos y abrazó a Lucy.

—Cuídate. Y cuida a Kevin… Lo de la familia Romero, no te metas. Deja que él lo resuelva como deba.

Lucy se sorprendió; de inmediato se le llenaron los ojos y asintió entrecortado.

—Sí… ya lo sé.

Luciana la soltó y extendió la mano hacia Enzo.

—¿Y tú? ¿Me das un abrazo?

—Claro.

Enzo se inclinó y la apretó fuerte.

—Luci, mi niña.

—Gracias por todo en estos días —murmuró ella, arropada en sus brazos—. Gracias por lo que hiciste por mí… pero tengo que decirlo: ella es inocente. Te ha acompañado sin nombre ni lugar tantos años. No la defraudes.

—Lo sé —cerró los ojos y asintió—. Puedes estar tranquila. Sé lo que tengo que hacer.

—Bien.

No quedaba mucho más que decir.

Luciana se apartó, sonrió con la boca y con los ojos.

—Entro ya. Cuídense.

—Cuídate tú también.

Luciana giró… y las lágrimas le resbalaron a chorros.

No estuvo en los enredos de
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