Capítulo 1277
Enzo también bajó del auto. Como Luciana no le permitió ayudarla, no se acercó; solo la siguió con la mirada, preocupado.

—Luciana, tu mamá… no la tuvo fácil —dijo en voz baja.

El subtexto era claro: si había que odiar a alguien, que fuera a él.

Luciana no respondió ni se volvió. Abrió el portón y cruzó hacia la villa.

—¡Luciana! —apremió Enzo—. Y escucha… si necesitas algo, lo que sea, ven a buscarme. Yo…

Se trabó un instante y corrigió:

—Papá va a estar aquí. Siempre.

El clic del portón al cerrarse fue su única respuesta.

***

Unos días después.

Al salir del hospital, Luciana tomó a prisa un taxi hacia la dirección que Fernando le había mandado. A mitad de camino, el auto se descompuso.

—Perdóneme —se disculpó el chofer—. Va a tener que pedir otro. La estoy retrasando.

Luciana bajó. El punto no era bueno para conseguir transporte; pidió otro en la app, pero ningún conductor aceptaba.

Justo cuando la ansiedad empezaba a apretar, un auto se detuvo junto a ella: un Bentley Mulsanne. El d
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