Carisa alzó las cejas y remató:
—¿En qué nos falta Juanita? Si el señor Guzmán pudo aceptar a su exesposa, también puede aceptar a Juanita.
Tenía algo de razón.
Hernán suspiró.
—Mejor salgo yo a hablar.
Carisa entendió que iba en serio: cuando los mayores intervenían, el asunto pasaba a ser entre familias.
—Que Juanita no se entere —advirtió Hernán.
La chica era orgullosa y joven; odiaba mezclar su vida con movidas familiares.
—De acuerdo —aceptó Carisa.
…
En consulta externa, Luciana volvió a ver a la misma señora extraña de la vez pasada: sentada en la banca, sin ficha ni cita, sólo sentada. Ya la ubicaban en todo el área.
Luciana sentía curiosidad, pero no preguntó nada.
Al rato, cuando fue al baño, vio que se acercaban guardias de seguridad. Se plantaron frente a la mujer.
—Señora, por favor, acompáñenos.
—¿Por qué? —frunció el ceño—. ¿Pasa algo?
—Mire —dijo uno, directo—: lleva días aquí como si estuviera vigilando. Está ocasionando molestias al hospital.
—¿Molestias de qué? —la m