¿Una cita a solas?
Luciana parpadeó, ¿por qué?
Al no obtener respuesta, Alejandro bajó la voz:
—¿No quieres?
Luciana dudó un instante:
—No es eso… De acuerdo, mi cirugía no tiene hora fija; hablamos luego, ¿sí?
—Ajá, perfecto.
Colgó y se quedó mirando la pantalla del teléfono.
Durante todos estos años había cambiado el fondo mil veces, pero la protagonista siempre era Luciana.
—Excepto los últimos tres.
En ese periodo, su fondo fue una imagen negra.
Como su vida en esos tres años… un estanque sin ondas.
Rozó con la yema la foto de Luciana y, sonriendo, murmuró:
—Nos vemos esta noche.
No importaba lo mal que estuviera todo; mientras la tuviera a ella, bastaba.
***
La cirugía de hoy terminó antes de lo previsto.
Luciana miró la hora; Alejandro no saldría tan temprano y cenar ahora era ridículo. Podía pasar por Casa Domínguez.
Ya allí, aplicó a Fernando una serie de agujas.
Al retirarlas, se quedó a platicar un rato.
—Fer, hoy tienes buen color; tu mamá dice que hasta el apetito te mejoró