¡Qué ironía: mientras ellos se revolcaban en su engaño, Leonor seguía criando al hijo que habían engendrado!
—Mamá.
—¡Mamá!
Ante el desastre repentino, Domingo y Alejandro ignoraban lo ocurrido, pero los dos se quedaron pegados a su madre.
Hasta que, tiempo después, Domingo tuvo que marcharse.
Miguel aún le dio a Daniel una última oportunidad.
—Tienes dos caminos: uno, mandar a Marisela fuera del país y no dejarla volver jamás; te quedas con Leonor y llevan una vida en paz.
En realidad, Leonor no esperaba nada de esa opción. Para ella, un esposo así ya no valía la pena.
—Dos, te largas con Marisela. Recuerda: en cuanto cruces la puerta de la familia Guzmán, dejas de ser mi hijo. No vuelvas jamás. Anunciaré al mundo que estás muerto y, además…
Miguel entrecerró los ojos, miró de soslayo a Leonor y se decidió:
—…el primogénito de los Guzmán quedará borrado.
—¡Papá!
Daniel se quedó helado; jamás imaginó que su padre fuera tan tajante.
Miguel no lo miró; su postura era inamovible.
Al final