Mónica se quedó helada.
—¿Asco…?
—¿Te sorprende? —Luciana se encogió de hombros—. Con todo lo que hiciste —años de enemistad y tu enredo con Alejandro—, ¿esperabas un abrazo?
Una sonrisa amarga se dibujó en sus labios.
—Si no fueras tan descarada, hace tiempo que la vida te hubiera pasado factura.
Mónica apretó los dientes; la rabia le subía al rostro, pero había venido a pedir ayuda. Tragó su orgullo:
—Tú lo tienes todo, ¿aún te aferras al pasado? Yo ya perdí… perdí todo. Tú venciste; soy la perdedora.
¿Todo? Luciana pensó en Fernando postrado y la bilis le subió.
—Ve al grano.
—Mi tienda online sigue bajo investigación. Encontraron mil irregularidades y la van a clausurar —confesó Mónica, casi en un susurro—. ¿Podrías pedirle a Alejandro que me ayude?
Con su influencia bastaría un gesto para librarla.
Luciana entrecerró los ojos. ¿Irregularidades? Ella solo había querido que la policía investigara para facilitar la estrategia de Alfonso… No sabía que el negocio estuviera realmente su