Capítulo 307
Tras varios segundos, Mateo finalmente habló: —Reserva pasajes para Lucía y para mí a Francia para dentro de tres días.

—Sí, señor —respondió Javier, mientras escuchaba el sonido de la puerta al abrirse cuando Mateo salió del auto.

Mateo caminó paso a paso hacia el interior de Vista Hermosa.

Lucía estaba ocupada en la cocina. Cuando él cruzaba el vestíbulo, ella salía justamente de la cocina con un tazón de caldo de pollo.

—Ya estás de vuelta, justo a tiempo para cenar —dijo Lucía, mirándolo apenas un instante antes de desviar la mirada.

Estaba muy tranquila.

Mateo, sin embargo, frunció profundamente el ceño.

Segundos después, caminó hacia ella.

Lucía notó las manchas y la sangre en su ropa y le dijo a la empleada:

—Marina, saca el resto de la comida —luego, mirando a Mateo—: Ve a ducharte primero, enseguida te buscaré ropa limpia.

Mientras hablaba, Lucía se quitaba el delantal.

Ni siquiera preguntó de dónde venían esas manchas en su ropa. Su mirada era completamente impasible.

—Lucía,
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