Lucía, a su lado, se sorprendió al escuchar la palabra "envenenamiento". ¿Camila no estaba en el hospital y había sido pues envenenada? ¿Qué estaba pasando?
Camila sintió que su garganta se tensaba y un escalofrío le recorrió el cuerpo; Mateo lo sabía, pero no había acudido inmediatamente a verla. Mateo había cambiado, ¡el Mateo de antes nunca habría actuado así!
—Mateo, ¿crees que estoy fingiendo? —sollozó Camila—. No es así, tengo todos los informes médicos, el suplemento ya fue enviado para análisis.
Al oír esto, Lucía comprendió la situación. Camila había sido envenenada por aquel suplemento que ella misma le había llevado. Carolina apreciaba tanto a Camila que había querido enviarle ese suplemento. Carolina no podía ser quien la envenenó. ¡La única posibilidad era ella!
—Yo únicamente llevé ese tal suplemento al hospital siguiendo las instrucciones de mi madre —dijo Lucía con frialdad—, pero en ningún momento lo abrí. Si lo hubiera hecho, la señorita Pérez definitivamente lo habr