Llegué a casa con la cólera hasta el tope, nunca en mi vida había conocido a una mujer tan nefasta; por mujeres como ellas, los hombres referían quedarse solos y hacerse pajas. Y lo peor es que ella me golpeó, esa hija de puta se atrevió a golpearme.
—¡Hija de puta!— Grite con rabia.
Vlad se acercó a mí y me miró.
— ¿Estás enloqueciendo? Si es así, déjame darte un golpe en la cabeza para que vuelvas en sí — me dijo.
Yo lo miré mal de inmediato.
— Quiero ahorcar a alguien — le dije.
Vlad puso su mano sobre mi frente y yo la quité de un manotazo.
—Estás loco, Mikha — me dijo.
— No, es solo que tengo rabia — le contesté.
Él asintió lentamente.
— Salvatore, llamo hace media hora, pasado mañana te va a presentar a un tal Greco, supuestamente te va a ayudar en la cuestión de los negocios aquí — me dijo.
Yo asentí. con todo lo que había pasado se me había olvidado por completo todo eso.
—Mañana lo llamaré para que me explique mejor de qué va todo — le dije.
Subí las escaleras y me detuve en