-Continua Camelia. No te vamos a juzgar ¿Verdad Bella? -La chica miró a mi madre con ojos llorosos y finalmente asintió.
-Nos veíamos en las noches y nos dejábamos ganar de la pasión, del deseo, de las ganas de amar. Luego de un tiempo, me enteré que ese chico del que me había enamorado, tenía su novia y ella estaba embarazada. Ese día decidí alejarme de él y al poco tiempo me enteré que yo también estaba embarazada.
- ¿Y qué pasó después? -Inquirió Bella.
-Empecé a investigar quien era esa chica y descubrí que era una señorita muy bien posesionada. Su madre era una muy buena enfermera y su padre trabajaba en uno de las mejores sociedades de aquel tiempo.
Cuando le conté a mi futuro esposo que estaba embarazada, decidió que adelantáramos el matrimonio para que cuando él bebe n