Un sendero de petunias, un te amo desde la entrada hasta la mesa donde se sentarían; en la mesa: una foto de ella y un anillo que colgaba de un globo; aunado a ello, las velas y las luces tenues, adornaban los árboles que rodeaban el lugar.
Al llegar al restaurante, un mesero guío a Bella hasta el sitio de reserva. Ella detallaba el sendero y el observar bien, notó que a cada paso había fotos de ellos, se arrodilló y no pudo evitar que las lágrimas resbalaran por sus mejillas.
Al sentarse, sintió que alguien colocaba las manos en sus ojos.
- ¿Eres tú? –Preguntó, con voz temblorosa.
-Soy yo… espero que, no te enojes con Sara.
-Ahora sé porque estaba tan sospechosa cuando hablamos por teléfono.
- ¿La conoces mucho?
-Ella no es una persona difícil de darse a conocer con las personas que quiere.
-Ella&