Mundo de ficçãoIniciar sessãoPánico no describe lo que Sebastián sintió.
Terror tampoco.
Había palabra en español que capturaba exactamente: espanto. Horror existencial mezclado con impotencia absoluta.
Su esposa y hijo muriendo simultáneamente mientras él observaba, incapaz de hablar, incapaz de cambiar realidad mediante fuerza de voluntad o riqueza.
—Veinte semanas es imposible —protestó Lucía, llamada de emergencia, apareciendo en laptop vía videollamada—. Bebé necesita mínimo veinticuatro para supervivencia.
—Lo sé &mdash







