El mensaje llegó un martes por la mañana, deslizándose bajo la puerta de la habitación como una serpiente silenciosa. Cassandra lo encontró al salir del baño, aún con el cabello húmedo y la bata de seda ciñéndole la cintura.
El papel era común, sin membrete, con una escritura que pretendía ser anónima pero que delataba educación en sus trazos.
"Los negocios de tu familia están siendo atacados sistemáticamente. Tu esposo no es quien dice ser. Investiga las pequeñas empresas Montemayor antes de que sea demasiado tarde. Un amigo preocupado."
Las palabras se difuminaron frente a sus ojos. El mundo tambaleó. Se dejó caer sobre el borde de la cama, el papel temblando entre sus dedos. La conversación con Javier regresó con fuerza: Sebastián había saldado las deudas médicas de su madre, había rescatado la propiedad familiar. Había sido su salvador.
Pero ahora ese mensaje lo pintaba como su destructor.
Se vistió con manos temblorosas, eligiendo un traje sastre gris que le daba la seriedad