Mundo ficciónIniciar sesiónEl laboratorio olía a desinfectante y café frío cuando Sebastián entró a las ocho y media de la mañana. Su primer día completo trabajando junto a Cassandra. Su primer día fingiendo que estar a treinta centímetros de distancia de su ex-esposa durante ocho horas no lo destrozaría por dentro.
Cassandra ya estaba en su estación, inclinada sobre el microscopio con concentración absoluta. Su cabello recogido en trenza perfecta. Su bata de laboratorio impecable. Su postura rígida, como si cada músculo estuviera listo para huir si él se acercaba demasiado.
—Buenos días.
Ella no levantó la vista.
—Buenos días, señor Blackw







