Armando Fernández
Llego a la casa a las siete de la noche y me encuentro a mi abuelo con los ojos brillantes, y abrazado a Alexa, siempre voy a envidiar esa conexión que ellos tienen, pero ya no siento rabia.
—Creí que no llegarías a cenar. — Dice un poco molesta haciéndome reír, me encanta verla molesta y más si está sintiendo algo similar a celos
— ¿Estás loca?, tengo una esposa toxica y me puede golpear si llego tarde— Bromeo.
—Qué bueno que estas aprendiendo, así te evitaras muchos problemas entre nosotros. — Responde.
Mi abuelo se carcajea con nuestros juegos —Me hace feliz que al fin se dieran cuenta que son el uno para el otro. — Menciona mi abuelo
— ¿Te sientes bien?— Le pregunto al verlo como algo decaído, me siento culpable que haya pasado malos momentos por mi culpa.
—Me cuesta salir de casa. —
—No podemos dejarte, solo y este negocio es muy importante. — Le dice Alexa
—Solo serán seis meses. — Le expreso.
—Si lo que sea. — Responde
—Si llegabas después de la cena