Armando Fernández
Despertamos juntos y tarde nos arreglamos apresurados y la veo correr de un lado a otro, seleccionando las cosas indispensables para el viaje, tan organizada que es y no tuvo las maletas hechas con antelación.
—¡Ya creo que es todo!. — Supira agitada observando sus tres maletas, ¡pero aun esta en pijama!.
— ¿Y tú no piensas arreglarte?— Cuestiona señalándome.
—Me tengo que bañar, ¿Me acompañas?— Pregunto mirándola con deseo.
—¿No es muy tarde?. — Me pregunta con los ojos brillantes, mientras se muerde los labios, no tiene idea de lo loco que me vuelve ese gesto, quiero morderlo también
—Solo vamos a bañarnos. — Aseguro fingiendo inocencia, me encanta verla desnuda, ella sabe que es mentira, por lo menos voy a acariciar todo su cuerpo
—Ya sabes, ¡nada de propasarse!. — Me advierte quitándose la poca ropa que cargaba delante de mi, tiene una sonrisa maliciosa sabe que no podremos contenernos por completo.
—Trato hecho. — Susurro con la garganta seca, viéndola ca