88: incertidumbre.
Él me observó en silencio, como si quisiera leerme el alma. Yo aguanté la mirada sin parpadear, fingiendo que no había nada que ocultar. Y en realidad, lo único que tenía que ocultar era lo que sentía… porque, aunque no lo quería admitir, la confrontación con Analia me había hecho sentir viva. Como si estuviera recuperando el control que me arrebataron hace tanto tiempo.
—Esa mujer no aparece aquí por casualidad —dijo finalmente—. Alguien la mandó, o sospecha demasiado. Y si sabe que eres Ginevra, tenemos un problema.
—Dijo que lo “sabe” —repliqué con ironía—. Pero no tiene pruebas. Y si empieza a gritar por ahí que volví de entre los muertos, la única que va a parecer loca es ella, aunque todos sepan que soy yo en realidad. A nadie le conviene aceptarlo, asi que dejaran todo como esta. Lo unico que me asusto fue que dijo que ella sabia que planeamos algo.
Mirko se acercó más, tan cerca que pude sentir su aliento sobre mi rostro. Había peligro en sus ojos, esa chispa oscura que aparec