26:El precio de las consecuencias.
[Valentino]
Salí de la habitación de Ginevra con la rabia desbordándome. Sentía cómo la sangre me hervía en las venas. Odiaba las mentiras, y que él —Noah— hubiera intentado "ayudar" a mi esposa solo significaba una cosa: estaba interesado en ella más allá de lo que su papel le permitía.
—¿Pasa algo? —preguntó Santos al verme cruzar el pasillo con paso firme.
No le respondí. Ni siquiera lo miré. Seguí caminando hasta llegar al patio, donde se encontraba Noah conversando con uno de los muchachos. Al notar mi presencia, me dirigió una leve inclinación de cabeza.
Entonces, sin pensarlo dos veces, le di una bofetada.
El golpe resonó en el aire, seco, violento. Noah se llevó la mano al rostro, con los ojos abiertos como platos.
—Me mentiste —escupí con desprecio—. Te recuerdo que tu lealtad es hacia mí, no hacia ella.
Él se quedó paralizado. El miedo se le notaba en los gestos, en los ojos. Pero todavía no entendía lo que le esperaba.
—Señor... yo...
No lo dejé terminar. Lo agarré