Capítulo 11: Ecos de un deseo.
NARRADOR.
Elías se encontraba en su magnífica oficina de vidrio en la cima del hotel más lujoso de Madrid. Fuera, la ciudad empezaba el día bajo un cielo nublado, mientras él llevaba horas inmerso en balances, contratos y reportes. Habían transcurrido exactamente dos semanas desde su regreso de México, y, aun así, algo lo seguía como una sombra: Carola.
A pesar de sus esfuerzos por concentrarse en su labor, siempre que el silencio lo rodeaba, el recuerdo de aquella noche lo atrapaba sin compasión. Podía imaginar como si estuviera frente a él: aquel cuerpo diseñado para el placer, esos gemidos sinceros y temblorosos, esa mirada llena de pasión y miedo al mismo tiempo. Recordarla le causaba una excitación tan incómoda como frustrante. Había tenido pensamientos sexuales más de una vez en la ducha, imaginando su lengua, su piel, su voz titubeante al pronunciar su nombre… pero eso no era suficiente. Deseaba más. Necesitaba más.
Cerró los ojos, respiró hondo y presionó el botón del intercom