Theo
Él no podía decir eso, su padre no podía pensar que era raro.
— En fin, la mayoría de los mensajes eran de mujeres —arrugó su entrecejo —. Le enviaban fotos de todo tipo — por dios, las cosas que debe haber visto.
— Oliver… —necesitaba indagar sobre esto.
— Lo peor de todo es que siempre me dice que todavía ama a mi madre —su voz se elevó un poco —, pero se encargó de engañarla con todo el mundo —estoy a punto de preguntar cómo sabe eso, pero parece que entiende mi gesto porque vuelve a hablar —. Las escuché a mis tías hablando, por eso sé que la engañó y ella lo dejó.
Mis ojos volvieron atrás donde Emma venía caminando, me enderecé, carraspeé y Oliver se acomodó de nuevo, seguía molesto, su gesto no cambiaba.
— Perdón la demora —Emma se sienta a nuestro lado —¿Ya pidieron para comer?
— Sí —digo al ver que Oliver la ignora.
— Oh, grandioso —tomó su rostro —, iré a pagar.
Mi mano la detiene, no es hasta que observa mi agarre que me doy cuenta de que acabo de tomarla por la mano, c