Theo
Lo observo detenidamente, tiene una pequeña uve entre sus cejas, el pelo es más claro que su madre y la nariz es igual, por lo demás estoy seguro de que se parece a su padre.
— ¿Por qué me golpeaste? —levanto una ceja y lo miro —. Es la segunda vez, por cierto.
— Te estoy hablando y tú babeas por mi madre —abro los ojos — En serio ¿te quieres acostar con ella? —cruza sus manos en el pecho y me mira.
— No —respondo rápido y creo que mintiendo —, solo trataba de ver a quien te pareces —explico lo más naturalmente posible.
— Es una pena —resopla y hace un pequeño mohín —, no me molestaría que salieran, te ves buen partido —estoy a punto de responder cuando Emma nos vuelve a mirar.
— ¿Qué tanto hablan? —nos sonríe.
Me gusta su sonrisa, es cálida, de esas que pueden calmar un día malo, de las que esperas cuando tienes un mal día en el trabajo o cuando todo parece complicado.
— Le explicaba a Theo sobre el magnetismo y cómo influye en la corteza terrestre —este chico miente sin mover u