No supe cómo reaccionar, así que puse el celular en “no molestar” mientras hacía lo posible por mantener mi cara de póker, lo cuál fue un rotundo fiasco ya que pocos minutos después Leo decidió llamar a su novia.
— ¡Hola, Amor!
Respondío Sofía.
Hubo unos segundos de silencio del otro lado de la línea y luego me pasó su teléfono con una expresión que era todo excepto alegre.
— ¿Qué pasó? ¿Cómo sabías que…?
Respondí sin necesidad de preguntar quién era.
— Todo el mundo y su mamá sabe que estás con Sofía en este momento, revisa tu celular.
Le hice caso y descubrí que alguien me había reconocido y nos fotografiaron. A la velocidad del internet la imagen se hizo viral y unos minutos después salió a la luz que habíamos sido amigas en la preparatoria.
— Ok, no es para tanto, ¿Y qué si nos tomamos un café juntas? No han dicho nada respecto a ustedes dos, así que no debería haber problema.
Trate de sonar tranquila, pero las manos me estaban temblando.
Era aterrador no poder salir a la cal