Frunzo el ceño, confundido y asombrado, al ver que tanto en las paredes como en el techo han aparecido pinturas... Pero no cualquier tipo de pinturas, sino frescos intrincados y vibrantes que cuentan una historia, una epopeya cósmica plasmada en trazos de luz y color. En la pintura del techo, logro distinguir la figura imponente de Chandra, el dios creador, dando forma al mundo con un gesto majestuoso, para luego crear a su señora esposa, la diosa del sol, Nebesa. Mi concentración se ve bruscamente interrumpida cuando escucho jadeos de sorpresa y exclamaciones de asombro provenientes de mi gente. Sus voces, cargadas de incredulidad y temor reverente, me devuelven a la realidad. Enseguida regreso la vista al altar y veo que las raíces que aprisionaban a Ginebra se extienden ahora fuera de él, como tentáculos que se arrastran por el suelo, liberando su cuerpo de su prisión pétrea.
—¡Ginebra! — Grité con fuerza mientras corría hacia ella, estoy aterrado de que le sucediera algo a su cuerp