—Ella me hubiera detenido, eso es seguro…— Murmuré recordando a Ginebra. —No quiero que su recuerdo se vea manchado por mis acciones.
Di un paso atrás lejos de Dorian, quien tiembla y gimotea de terror frente a mí, sus ojos están abiertos de par en par, mirándome con asombro, estaba claro que esperaba que lo matara ahí mismo, pero este hombre tiene razón, no dejaré que la venganza y el odio me dominen, he resistido antes y seguiré firme, en especial porque sé que las cosas irán a mejor, aun no sé cómo, pero… algo dentro de mí me dice que debo confiar en él.
—Me alegro— Suspiró aliviado el hombre. —Ahora… lleva a tus hombres lobos en aquella dirección— Señala el espeso y tupido bosque por donde Ginebra se fue hace semanas. —Busca el templo olvidado… rehabilítalo y haz que los tuyos vuelvan a conectar con sus raíces, que nunca olviden quienes son ni su identidad, porque si bienes es cierto que deben adaptarse a la sociedad, no significa que deban olvidar quienes son en realidad.
Un susp