Teresa nunca había salido del país, y su familia no tenía dinero para pagarle un viaje al extranjero. Por eso, estaba muy emocionada.
Pero, justo en ese momento, el papá de César murió de manera repentina. Todos comenzaron a murmurar que Armando había muerto y que César estaba a punto de perder su derecho a la herencia. Decían que el hijo de su tío iba a ocupar su lugar.
En ese entonces, Teresa era muy inexperta. Se tragó todos esos rumores.
Y empezó a despreciar a César.
No tenía dinero, ni poder. ¿Por qué iba a estar con él?
¡Eso sería desperdiciar su belleza!
Y como si el destino hubiera conspirado, en el crucero conoció a un millonario extranjero. Tuvieron una excelente química, él era mucho más encantador que César, y lo más importante: ¡tenía un montón de dinero! Y no solo eso, también le regaló muchas cosas.
En ese momento, Teresa decidió: ¡ella estaría con ese hombre!
Así que, una noche, cuando el crucero llegó al puerto, evitó a César y a sus compañeros, y se fue sola con él.