Permíteme recompensarte.
Arthur Orlov.
La única razón por la que había puesto mis ojos en Gia Norwood era porque solo ella podía ayudarme a descubrir en dónde demonios Lev había guardado las jodidas grabaciones.
En la mansión frente a la mía, ya había buscado. No había ningún compartimiento secreto además de la habitación sexual.
Entonces, la noche en que Gia llegó a esa mansión, con Lev muerto, pude enviar a mis hombres a revisar su primera mansión. Fue un alivio cuando me dijeron que en su oficina había una caja fuerte.
Ya que no quería que alguna alarma se activara, o la chica heredera pudiera ver que algo había cambiado, no les ordené forzar la entrada a la caja. Los hice buscar la llave. Y no fue tan difícil. Lev amaba leer a Pushkin, el cuadro de hecho tapaba la caja fuerte, así que ordené buscar en sus libros. La llave estaba en uno de ellos. Pero para la sorpresa de todos… No había nada.
La caja fuerte estaba vacía.
Al día siguiente supe que debía hacer algo al respecto. La única que podía saber incon