Obsesionado.
Arthur Orlov.
Sus labios.
M****a. Sus labios.
No puedo contener la aceleración de mi cuerpo, llevándome a tomar su cintura con mi mano disponible, queriendo tenerla más cerca mientras nuestros labios se conocen finalmente.
No tengo demasiadas palabras para describirlo. Simplemente me hace sentir adicto.
El calor en mí aumenta. Mi lengua busca entrar a su boca, ella me da acceso. Y cuando nuestras lenguas chocan, me repica la entrepierna.
Estoy quedándome sin aire pero no quiero separarme de sus labios suaves, dulces.
Sus manos tiran de mi saco hacia abajo, por un momento toma mi corbata, desesperada, y gruño cuando me quita la respiración.
Agitado, nos separamos. Pero mi frente se apoya en la suya, al principio con los ojos cerrados, manteniendo mis manos en ella, pero luego los abro, mirándola desde arriba, tragando hondo su sabor.
Sonrío.
No sé por qué, pero simplemente no lo puedo evitar.
Estoy sonriendo.
Pero la mirada de Gia es una mezcla de pasión, confusión, dolor. No sonríe de