Me pertenece.
Gia.
Apenas Arthur se va del salón, Leonid aplaude desviando la atención de todos.
—Bien, la exposición continúa.
Yo solo intento que el nudo en mi garganta se vaya, pero al no poder controlarlo, murmuro un “disculpen” y camino directo hacia los baños.
Dentro del baño me encierro en un cubículo y rompo a llorar. Mi pecho no deja de latir dolorido.
Esos ojos llenos de desespero. Su autocontrol bailando en un delgado hilo…
Quise mantener mi postura, pero cada insistencia suya solo me hizo pensar en que todavía lo anhelo.
Y luego, la noticia de su padre muerto.
Aun y con eso, se enfocó en mí.
“Es tu dolor, es parte de ti, me pertenece. Déjame tenerlo.”
Eso simplemente me rompió.
¿Cómo es que puedo todavía tener sentimientos por un hombre así? ¿Cómo puede pensar que algo como mi dolor le pertenece? ¿Para eso quería comprar mi foto? ¿Para satisfacerse con mi dolor? ¿Disfruta tanto verme quebrada? ¿Simplemente fui su juguete para destruir?
¿Nunca tuvo un centímetro de sentimientos romántico