La decisión.
Gia.
Mi garganta se seca y casi temblando me obligo a dar un paso hacia atrás, sin dejar de mirarlo.
Siento algo de fuerza a mi favor cuando noto que sus cejas se arrugan ligeramente. No esperaba que tomara esta posición. Él realmente cree que me tiene, y aunque mi cuerpo así lo siente, mi mente y mi corazón me obligan a ser mucho más fuerte que esto. Porque él es un completo desconocido para mí, y yo soy muy responsable de mi vida, y mis sentimientos.
—Si crees que voy a disculparme por no conocer las reglas de tu juego, entonces te equivocas. No me conoces en lo absoluto… —declaro, agitada, mientras su mirada oscura va de mis ojos a mi boca.
—No vuelvas a tutearme, Gia Norwood.
—¿Por qué? —discuto, dando dos pasos más lejos de él, peleando conmigo misma porque su maldita presencia es muy hipnotizante para mí—. Tú me tuteas, yo puedo hacerlo igual. Ya no estoy jugando tu juego. No merezco ningún castigo por dejar que mi cuerpo se liberara, solo… déjame en paz.
Mis últimas palabras s