Mundo ficciónIniciar sesiónLa Preocupación
Alexander revisó el reloj por tercera vez en menos de diez minutos. El whisky en su mano seguía intacto, olvidado sobre la mesa junto a su teléfono.
Helena debía haber llegado hace una hora.
No era la primera vez que su trabajo en los tribunales la retenía más de lo esperado, pero solía avisarle. Siempre.
Tomó el móvil y la llamó.
Un tono. Dos. Tres.
Nada.
Frunció el ceño y volvió a intentarlo. Esta vez, esperó hasta que la llamada se fuera al buzón.
Algo no estaba bien.
Apretó la mandíbula y marcó otro número.
- Lewis ¿Dónde están?
Hubo una pausa del otro lado de la línea. Suficiente para que la impaciencia de Alexander se convirtiera en una amenaza latente.
- La señora está en consul







