París
Cuando el elegante vehículo de Alexander se detuvo frente al lujoso hotel en París, Helena no podía dejar de sentirse abrumada por todo lo que estaba ocurriendo. Había llegado en un avión privado, el tipo de lujo con el que Alexander la había acostumbrado a convivir, pero al poner un pie en el suelo parisino, se dio cuenta de que este viaje tenía mucho más de lo que ella había anticipado.
La llegada al hotel en París fue una experiencia deslumbrante para Helena. Al bajar del avión privado y caminar por la pista, todo a su alrededor parecía brillar. El aire fresco de la ciudad francesa, con su mezcla de perfumes y promesas de elegancia, la envolvía.
El lujoso hotel de cinco estrellas donde se hospedarían, las luces de la entrada iluminaban con sutileza las enormes columnas blancas, mientras las puertas automáticas se abrían