Sarah Brown
Mi madre y yo entramos a la habitación, queríamos verle y estar juntos junto a él. Cuando Vlad dijo que había despertado, fue como recibir de nuevo el oxígeno al pecho. Quiero hablar con él, cogerle de la mano, cuidarle y vea que regresé a casa.
Cuando entramos, mi padre tenía los ojos abiertos y a su derecha en médico, revisándolo. Cuando mi padre notó nuestra presencia, sonrió. Miró a mí madre, pero cuando me observó a mí, creía que soñaba, que yo no estaba ahí. Me miraba con el ceño fruncido, parpadeando como si todo fuese un sueño.
Caminé hacia él y le cogí de la mano y notará que era real.
—Hola, papá. — sonreí limpiando mis lágrimas. —Soy yo, estoy aquí.
—Mi niña. — susurró, con voz ronca. —No sabes lo feliz que me hace Verte, te busqué sin descanso.
—Ya estoy aquí, papá junto a tí. — acaricio su mejilla. —Tú por fin despertaste y la familia está completa.
—¿Quién te encontró? — preguntó, observé a mi madre y ella asintió.
—Vladimir Sokolov, papá. — al decir su